Escrito 17
- J. C.
- 27 nov 2017
- 1 Min. de lectura

El fantasma de mi alma ha decidido abandonar mi cuerpo también está noche, quiere ser libre. El fantasma de mi soledad ha regresado a su lugar en mi habitación, quiere hacerme compañía. El fantasma de tu recuerdo ha arribado después de tantas noches en vela, dice que aún me necesita y se niega a dejarme descansar en paz. El fantasma de mi otro yo ha decidido convertirse en materia, a ser alguien al fin. El fantasma, el fantasma, el fantasma... Gélidos recuerdos de mi corta vida atraviesan ese pequeño e indefenso fantasma de mi otro yo, lo cortan, lo apuñalan, lo hieren, lo matan. Con cada imborrable memoria fría, cruel y terrible. El fantasma ha sido herido de muerte y ahora es el fantasma de un fantasma que nunca existió.






Comentarios