top of page

Escrito 22

  • J. C.
  • 8 dic 2017
  • 1 Min. de lectura

Azul, cielo, estrellas, lámparas, calles, edificios, personas, locales, negro. Negro. Negro. Aún más negro. Eso fue lo último que vi aquella noche antes de caer en los brazos de alguien que llevaba acechándome toda mi vida, alguien que me conocía incluso desde antes de nacer, alguien que sabía de mí más de lo que yo sabía. Señora Muerte le dicen con mucho respeto aquí. No sé donde es aquí, no sé que es aquí, no sé quién es ella. Rocas, gris, negro, frío, silencio, dolor. Dolor. Dolor. Aún más dolor. Eso es todo lo que conozco aquí. Señora Muerte. Señora Muerte. Señora Muerte. Su nombre hace eco todo el tiempo en mi cabeza. Muerte. Muerte. Muerte. Estoy viviendo la muerte. ¿Viviendo la muerte? ¿O acaso estoy matando a la vida? Matando a la vida, matando mi vida. Viviendo mi muerte, matando mi vida. Vida. Vida. Vida. No, ya no hay vida aquí. Tampoco hay muerte aquí. Nadie vive, nadie muere, sólo estamos aquí estancados en el largo pesar de esta forma de vida-muerte. Nadie vive, nadie muere, sólo estamos aquí mirándonos las caras largas llenas de melancolía. Nadie vive, nadie muere, sólo estamos aquí haciéndole compañía a nuestra amiga irreconocible de siempre, la Señora Muerte.



 
 
 

Comentarios


Featured Review
Tag Cloud
bottom of page